Pajarear en septiembre en el Puerto de Encinas Borrachas
Este puerto, ideal para ver aves en migración posnupcial, es una de las rutas más directas hacia el valle del Genal y al Estrecho de Gibraltar
Los puertos de montaña y su función de conexión a través de cadenas de montes
La comarca de la Serranía de Ronda se caracteriza por su relieve montuoso, lleno de valles separados por sierras de mayor o menor entidad que han complicado durante siglos las comunicaciones entre pueblos. En esto, los puertos de montaña cumplen una importante función de conexión a través de cadenas de montes. El de Encinas Borrachas destaca por ser una de las rutas más directas hacia el valle del Genal y, a través de él, al Estrecho de Gibraltar desde las depresiones del norte de la provincia y los valles que confluyen desde el norte en Ronda. Esto, lo hace un lugar ideal para las aves en migración posnupcial, muchas de las cuales se encuentran en pleno viaje durante el mes de septiembre.
El llano en el que se encuentra el puerto de Encinas Borrachas es una depresión entre montañas calizas, formada por erosión y disolución de la roca, conocida como el Navazo de los Conejos. Un navazo es una depresión entre montañas llana y sin árboles, formaciones típicas del relieve calizo típico de estas sierras del occidente malagueño y, en efecto, este llano cumple con estas características, presentando majuelos dispersos, retamas, y algunas encinas de bajo porte.
Su papel fundamental en la canalización de la migración de aves hace que el puerto de Encinas Borrachas constituya un lugar excepcional para la observación de aves en septiembre. Por un lado, tendremos la oportunidad de ver en migración activa a especies tan dispares como el abejaruco europeo, el milano negro o el vencejo común. Por otro lado, algunas especies que migran de noche pueden “sedimentarse” y usar esta zona como parada de descanso y avituallamiento, pudiendo contar a la tarabilla norteña, el colirrojo real o el bisbita arbóreo. No obstante, el ambiente rupícola y de matorral brinda excelentes oportunidades para la cría de especies tan singulares como la collalba negra, el alcaudón real y la curruca rabilarga, que podremos encontrar aquí todo el año, al igual que rapaces como el buitre leonado o el águila perdicera, que patrullan estas sierras constantemente en busca de alimento.
Otras especies que podremos detectar aquí: perdiz roja, paloma bravía, paloma torcaz, vencejo real, vencejo pálido, culebrera europea, águila calzada, mochuelo europeo, cernícalo vulgar, halcón peregrino, alcaudón común, chova piquirroja, cuervo grande, herrerillo común, carbonero común, alondra totovía, cogujada montesina, zarcero políglota, avión roquero, golondrina común, avión común occidental, golondrina dáurica, mosquitero papialbo, mosquitero musical, curruca capirotada, curruca cabecinegra, curruca carrasqueña occidental, trepador azul, agateador europeo, chochín paleártico, estornino negro, mirlo común, papamoscas gris, petirrojo europeo, papamoscas cerrojillo, roquero solitario, tarabilla común, collalba gris, collalba rubia occidental, gorrión chillón, lavandera boyera occidental, bisbita campestre, pinzón vulgar, jilguero europeo, serín verdecillo, escribano triguero, escribano montesino, escribano soteño.
Cómo llegar
En nuestro navegador de confianza podemos buscar “Dolmen de Encinas Borrachas”, que nos marcará el punto donde se encuentra la construcción megalítica que encontramos en este navazo. Para acceder a él lo haremos desde la A-369, carretera Algeciras-Ronda, entre su punto kilométrico 10 y el 11. No debemos aparcar en la puerta con cancela que da entrada a la finca para evitar ocasionar molestias. A tal efecto encontramos un ensanchamiento más adelante (sentido Ronda-Algeciras) en el que además veremos señales marcando los “Dólmenes de Encinas Borrachas”. La cancela que aquí tenemos será la que usaremos para entrar y salir de la ruta, teniendo siempre cuidado de cerrarla a nuestro paso.
Recomendaciones
El navazo en el que se encuentra el puerto de Encinas Borrachas está ocupado por una finca privada dedicada a la ganadería, pero lo atraviesa un camino público que forma parte del GR 141, la Gran Senda de la Serranía de Ronda, por lo que podemos caminar por este para visitar el enclave, y seguirlo durante nuestra ruta.
Aparte de las normas de comportamiento en campo que todos conocemos y que debemos seguir durante cualquier ruta que recorramos, debemos tener en cuenta en esta especialmente no molestar al ganado ovino de la finca. En definitiva podemos resumir nuestro objetivo de comportamiento como “dejar la menor huella posible”.
Descripción de la ruta
Tras franquear la cancela nos encontraremos en un ambiente dominado por la hierba y matas en el que pastan las ovejas. A la derecha, las casas atraen a un pequeño bando de palomas bravías y alguna tórtola turca, con una pequeña colonia de gorrión común. Desde la entrada, en el llano encontramos una cierta abundancia de cogujada montesina, que encuentra en estos herbazales con arbustos y rocas dispersos su hábitat óptimo. En este momento, justo tras la época de cría, bastantes especies que han estado aisladas en pequeños grupos familiares, están reunidas en grandes grupos, incluso mixtos. Estos grupos aumentan las probabilidades de supervivencia de los individuos mientras están en busca de alimento y son muy móviles, por lo que es fácil que, si no se coincide con el grupo, no veamos ningún individuo de algunas especies. En especial este es el caso de los fringílidos, como los jilgueros europeos, los verderones comunes, los serines verdecillos y los pardillos comunes, además de los gorriones chillones y los escribanos trigueros.
A medida que avancemos, veremos más especies, muchas de las cuales posiblemente no veremos de lejos, al estar escondidas entre el herbazal, y se nos levantarán de cerca de los pies. Entre las especies migradoras que podemos encontrar así se cuentan la lavandera boyera occidental, el bisbita campestre, el bisbita arbóreo o la terrera común.
No debemos perder de vista las rocas dispersas que encontramos en el llano cerca del camino, entre las que contamos las que forman el dolmen de Encinas Borrachas, que data del tercer milenio a. C., y las que están en la base de ambas laderas que flanquean el navazo. A su alrededor, es fácil encontrar algunas especies insectívoras, que las usan como oteadero. Entre ellas, podemos encontrar a las tres especies de collalba (negra, gris y rubia) y, habitualmente más elevados, al roquero solitario y, excepcionalmente durante la migración, el roquero rojo.
Conforme nos adentramos en el llano y progresamos en dirección norte vamos encontrando más arbustos dispersos. Estos actúan también como oteaderos de algunas especies insectívoras, como los alcaudones real y común, las tarabillas común y norteña, el colirrojo real o los papamoscas cerrojillo y gris. Suelen hacerse visibles en este ambiente también los escribanos soteño y montesino y, con suerte durante la migración, podremos encontrar al escaso escribano hortelano.
En la espesura pueden encontrar refugio y alimento especies de matorral, como las currucas zarcera, carrasqueña occidental y cabecinegra, el zarcero políglota o los mosquiteros papialbo y musical. En las formaciones de aulagas que encontramos no es difícil detectar el reclamo nasal de la curruca rabilarga.
Una vez llegamos al extremo septentrional del navazo veremos como el camino comienza a descender a través de un encinar. Frente a nosotros se abre la depresión de Ronda, con la ciudad sobre su meseta al fondo. Esta vista panorámica nos insta a hacer un alto en el camino y otear en derredor, hacia las paredes rocosas que nos flanquean, donde podremos ver sobrevolar grupos de chovas piquirrojas, o algún buitre leonado. Con suerte, alguno de los halcones peregrinos locales harán una aparición estelar, quizás acosando a alguna de las águilas de la zona, desde la escasa real a la poderosa perdicera, pasando por las calzadas y las culebreras.
Comienza aquí una bajada internándose en el bosque de encinas, donde podremos encontrar nuevas especies, de hábitos forestales, como el trepador azul, el agateador europeo o el pico picapinos. Toda esta zona presenta una buena población de ciervos, por lo que, si ha comenzado la berrea tras las primeras lluvias de septiembre, podremos escuchar algún macho bramando en el valle. El camino continúa descendiendo hasta llegare a la entrada de la finca de Coto Alto. Continuando el GR 141 podremos llegar al espectacular paraje del Tajo del Abanico y el sendero del arroyo Sijuela. En cualquier caso, en esta recomendación de ruta proponemos volver sobre nuestros pasos y efectuar una nueva exploración del navazo que acabamos de recorrer hasta llegar de nuevo a nuestro vehículo.